Las situaciones conflictivas en las que nos “enredamos” habitualmente nos generan muchísimo estrés, sentimos que nos ponemos verdes al mejor estilo increíble Hulk y pareciera que todo y todos se nos va de control (nosotros incluidos).
Confrontar en medio de un conflicto no resulta ser nada bueno, pues abre las puertas a un inmenso campo de batalla y, como en toda batalla, siempre hay heridos.
Nuestro cerebro emocional, que evidentemente está en “modo Hulk”, toma el control ya que las respuestas emocionales son cinco veces más rápidas que las respuestas intelectuales.
Es por eso que nos resulta muy atractivo dar nuestra respuesta para “aleccionar” al otro o defender nuestra postura, como decían los abuelos “cuando entra la pasión, escapa la razón”. En estos casos lo mejor es hacer foco en bajar los enojos para poder resolver los temas sin ser liderados por emociones negativas.